jueves, 13 de octubre de 2011

JORNADA LABORAL

Acabo de llegar a casa después de una maratoniana jornada de evaluaciones. Esta mañana he entrado a las 8 de la mañana y he salido a las 20.30 horas de la tarde. Como la mayoría de mis compañeros, todos andamos enredados con las evaluaciones iniciales y, unos las hemos tenido esta semana y otros, las tuvieron la semana pasada.
Como mi caso, la mayoría hemos hecho una jornada de 12 horas en el centro. Y mi pregunta es: si sólo trabajamos 18 horas a la semana ¿qué pasa con las horas que ya he trabajado esta semana (9 sin contar ayer, que fue fiesta)? ¿y las horas que tengo que trabajar mañana?
He hecho el cómputo total de horas trabajadas esta semana y, sin contar el día festivo, me salen casi 30 horas.
Si mi jornada, según algunos políticos, es de 18 horas ¿quién me paga las horas "extraordinarias"? ¿Me las pagará la señora Aguirre?
Con esta reflexión, quiero hacer ver que, ya que algunos se dedican a hacer demagogia sobre nuestra profesión y nuestro trabajo para desprestigiarnos, argumentando nuestra falta de dedicación a cambio del disfrute de demasiadas vacaciones, no es oro todo lo que reluce.
Y que conste que no me quejo de mi trabajo. Estoy encantada de hacer lo que hago -como la mayoría de docentes- y no me importa estar 12 horas en el instituto, pues considero que son necesarias.
Sólo quiero que reflexionemos y no nos dejemos engañar por aquellos que no dudan en tergiversar datos y la propia realidad con tal de ganar votos.
Por eso está teniendo tanta aceptación el movimiento del 15M: les llaman a las cosas por su nombre y proponen soluciones, a diferencia de los políticos que ni siquiera tienen programa electoral.
Esperemos que el sábado seamos muchos los que salgamos a la calle.

martes, 4 de octubre de 2011

EL GRAN TEATRO DEL MUNDO

Después del paréntesis de mes y medio sin publicar ninguna entrada, retomo el hilo para seguir escribiendo.
Este comienzo de curso está siendo complicado como la situación política que lo rodea.
Para empezar, muchos centros educativos tendrán serias dificultades para pagar la factura de electricidad y la calefacción. Ya tenemos problemas con el material fungible: folios, fotocopias, etc. Así que vayan preparando las mantas para que sus hijos no se mueran de frío en clase. Y no exagero ni un pelo: el miércoles pasado hablando con una administrativa de Consellería, me comentó que en su sección, el abastecimiento de bolígrafos y folios empieza a escasear.
Con estas perspectivas parece ser que el otoño será calentito. Tenemos demasiados frentes para poder protestar: desde los recortes en sanidad, educación y la desaparición de todo el estado de bienestar, pasando por unas elecciones generales anticipadas, en las que hay quien se está atribuyendo una holgada mayoría y que ha pasado de tener la fórmula para gestionar la crisis, a divagar con mensajes equívocos en los que se deja entrever que la crisis ya no se puede parar.
Supongo que la mayoría de los electores, meditaremos muy bien  en quién depositamos nuestra confianza y nuestro voto. Pero, como eso es demasiado suponer en un país que no se caracteriza precisamente por su sentido útil del voto, esperaremos al día después para ver los resultados de esa premura y falta de coherencia de algunos ingenuos exaltados.
Luego tendremos cuatro años para comprobar si nuestros vaticinios eran acertados o no. Aunque, afortunadamente, si después de cuatro años no nos gusta lo que hay, siempre lo podremos cambiar. Esa es la suerte de vivir en una democracia. El pueblo elige y el pueblo castiga.
Lo malo es que ese pueblo, a veces está demasiado dirigido por "la caja tonta" como decían nuestros abuelos. Mientras triunfen los programas basura y el modelo a seguir por una parte de nuestra juventud, sean las "chonis poligoneras" que vemos en televisión, mi trabajo que es educar y, concretamente, enseñar a hablar con corrección, tiene los días contados, pues la cultura no vende, desgraciadamente.

¡Si D. Pedro levantara la cabeza!