lunes, 15 de junio de 2009

La Celestina.


MELIBEA.- No es tan poco510 tiempo dos años; e más que la tiene arrugada.

CELESTINA.- Señora, ten tú el tiempo que no ande; terné yo mi forma, que no se mude. ¿No has leydo que dizen: verná el día que en el espejo no te conozcas?511 Pero también yo encanecí temprano -172- e parezco de doblada edad. Que assí goze desta alma pecadora e tu desse cuerpo gracioso, que de quatro hijas, que parió mi madre, yo fue la menor. Mira cómo no soy vieja, como me juzgan.

MELIBEA.- Celestina, amiga, yo he holgado mucho en verte e conocerte. También hasme dado plazer con tus razones. Toma tu dinero e vete con Dios, que me paresce que no deues hauer comido.

CELESTINA.- ¡O angélica ymagen! ¡O perla preciosa, e como te lo dizes! Gozo me toma en verte fablar. ¿E no sabes que por la diuina boca fue dicho contra aquel infernal tentador, que no de solo pan viuiremos?512 Pues assí es, que no el solo comer mantiene. Mayormente a mí, que me suelo estar vno e dos días negociando encomiendas agenas ayuna, saluo hazer por los buenos, morir por ellos. Esto tuue siempre, querer más trabajar siruiendo a otros, que holgar contentando a mí. Pues, si tú me das licencia, direte la necessitada causa de mi venida, que es otra que la que fasta agora as oydo e tal, que todos perderíamos en me tornar en balde sin que la sepas.

MELIBEA.- Di, madre, todas tus necessidades, que, si yo las pudiere remediar, de muy buen -173- grado lo haré por el passado conoscimiento e vezindad, que pone obligación a los buenos.

CELESTINA.- ¿Mías, señora? Antes agenas, como tengo dicho; que las mías de mi puerta adentro me las passo, sin que las sienta la tierra513, comiendo quando puedo, beuiendo quando lo tengo. Que con mi pobreza jamás me faltó, a Dios gracias, vna blanca para pan e vn quarto para vino, después que embiudé; que antes no tenía yo cuydado de lo buscar, que sobrado estaua vn cuero en mi casa e vno lleno e otro vazío514. Jamás me acosté sin comer vna tostada en vino e dos dozenas de soruos, por amor de la madre515, tras cada sopa. Agora, como todo cuelga de mí, en vn jarrillo malpegado516 me lo traen, que -174- no cabe dos açumbres. Seys vezes517 al día tengo de salir por mi pecado, con mis canas acuestas, a le henchir a la tauerna. Mas no muera yo muerte518, hasta que me vea con vn cuero o tinagica de mis puertas adentro. Que en mi ánima no ay otra prouisión, que como dizen: pan e vino anda camino, que no moço garrido519. Assí que donde no ay varón, todo bien fallesce: con mal está el huso, quando la barua no anda de suso520. Ha venido esto, señora, por lo que dezía de las agenas necessidades e no mías.

MELIBEA.- Pide lo que querrás521, sea para quien fuere.

CELESTINA.- ¡Donzella graciosa e de alto linaje!522, tu suaue fabla e alegre gesto, junto con el aparejo de liberalidad, que muestras con esta pobre vieja, me dan osadía a te lo dezir. Yo dexo -175- vn enfermo a la muerte, que con sola una palabra de tu noble boca salida, que le lleue metida en mi seno, tiene por fe que sanará, según la mucha deuoción tiene en tu gentileza.

MELIBEA.- Vieja honrrada, no te entiendo, si mas no declaras tu demanda. Por vna parte me alteras e prouocas a enojo; por otra me mueues a compasión. No te sabría boluer respuesta conueniente, según lo poco, que he sentido de tu habla. Que yo soy dichosa, si de mi palabra ay necessidad para salud de algún cristiano. Porque hazer beneficio es semejar a Dios523, e el que le da le recibe, quando a persona digna dél le haze. E demás desto, dizen que el que puede sanar al que padece, no lo faziendo, le mata. Assí que no cesses tu petición por empacho ni temor.^(...)



Fragmento auto cuarto.

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