domingo, 27 de marzo de 2011

LAS REDES SOCIALES

Hasta hace poco tiempo, las redes sociales para mí eran un instrumento en el que los adolescentes podían contactar entre ellos y compartir, a veces con cierta imprudencia, fotos, archivos e incluso facilitar a desconocidos demasiados datos personales.
En vista del crecimiento que han experimentado en los últimos cuatro años, no podemos negar la realidad de que las redes se han convertido en todo un fenómeno social. Hasta se ha llevado al cine.
Incluso los adultos tenemos nuestro perfil en Facebook para mantenernos en contacto con amistades o con gente que no vemos con la asiduidad que nos gustaría.
Hablando de Facebook, yo me creé mi perfil hace dos años y no le había dado demasiada utilidad: tenía agregados a unos cuantos familiares y compañeros de trabajo, que al igual que yo, no entraban casi nunca a su página.
Desde hace un mes, debo decir que gracias a Facebook, he encontrado a antiguas alumnas de cuando empecé a dar clases, hace más de una década, que ya han acabado sus estudios universitarios o están a punto de hacerlo y que ahora son jóvenes emprendedoras, con ilusión y ganas de encontrar un empleo. Me ha hecho una ilusión tremenda ver que aquellas adolescentes a las cuales sermoneaba de vez en cuando, ahora son adultas con una identidad bien formada. Y lo mejor de todo, es que ellas recuerdan como anécdotas aquellos días en que además de la formación académica, venía de la mano la formación como individuos.
Ahora esas chicas y chicos de Teruel, de Alicante, de Piles, de Denia, Murla,... incluso unas alumnas húngaras que vinieron a un intercambio para aprender español, son parte de mis amistades en Facebook y gracias a él, seguimos en contacto compartiendo esos y otros momentos actuales.
Pero no se queda ahí mi lista de amistades: ahora también he recogido a profesores de la facultad, escritoras de las que sigo su obra, y la lista sigue aumentando poco a poco.

Por supuesto que ha cambiado mi opinión respecto a las redes sociales. Ahora no las veo como un instrumento donde se comparte información sin ningún tipo de privacidad. Es el uso que les demos y la parte pública que queramos dar a conocer la que nos compromete a ser observados por los demás, pero para eso, cada uno debe ser consciente de dónde acaba lo público y comienza lo privado.
Algunos compañeros profesores, ingeniosos e inteligentes ellos, han acercado la materia que imparten a Tuenti o a Facebook para que los alumnos puedan seguir través de éstas los contenidos. Es otra forma de ver la cara de la moneda: los tiempos cambian rápidamente y nosotros debemos adaptarnos a ellos y si la forma de empatizar con los alumnos es acercarnos a su terreno, adelante y bienvenidas sean las Tic's.

lunes, 14 de marzo de 2011

TODO CUANTO AMÉ



Es el título de la novela que acabo de leer recientemente. Su autora, Siri Hustvedt, hasta ahora era una perfecta desconocida para mí. Tengo que decir que es la mujer de Paul Auster y con esto podía dar por finalizada la presentación, pero no me voy a quedar ahí. El ser la esposa de un autor conocido no significa que sea su apéndice, ni que imite el estilo de su archifamoso marido. Todo lo contrario, Hustvedt tiene un estilo propio muy personal y supongo que debe ser difícil ser la cónyuge de un novelista de renombre para poder hacerte un hueco en la literatura. En España tenemos algún caso conocido de matrimonios de novelistas como Rafael Sánchez Ferlosio y Carmen Martín Gaite.
Volviendo al currículum de Hustvedt, la autora es licenciada en Literatura Norteamericana, y eso se nota, por el dominio de la estructura del relato y por la construcción magistral que hace de los personajes. También debo decir a su favor, que para escribir el libro ha debido hacer un exhaustivo trabajo de investigación sobre el panorama artístico del Nueva York de los 80: galerías de arte, movimientos pictóricos, vanguardia, instalaciones, artistas, mercados, etc. Todo ello relatado con una sensibidad extraordinaria.
La vida de dos personajes, un profesor de Historia del Arte y un pintor se entrecruzan por una serie de acontecimientos, en los que convergen y divergen continuamente en un vaivén oscilante de sucesos que marcan sus vidas.
Es una de esas novelas que no te dejan indiferente. Casualmente, he leído casi la mitad de las obras de Paul Auster. Para mí resulta sublime esa alegoría que muestra en El Palacio de la Luna, o ese universo austeriano de personajes que desfilan en la Trilogía de Nueva York o Brooklyn Follies. Pero la novela de su mujer no desmerece para nada. Es más, complementa la obra de Auster.
Mi afición por la literatura norteamericana es reciente. Hasta hace dos décadas sólo conocía a los autores de la Lost Generation: Hemingway, Dos Passos, Faulkner, Miller... como introductores de los cambios narrativos que se producen en el s.XX. Después me preocupé por la Generación Beat leyendo a Kerouac y más tarde a los conocidos  J. D. Salinger, Philip Roth, o el humor negro de Bukowsky.
Hasta ahí mis lecturas yankis. Pero desde que descubrí a Auster mi visión de los narradores americanos cambió. Había descubierto al AUTOR y no me extrañó su éxito.
¿Cómo no lo había descubierto antes? Con lo que me gusta la literatura comparada y la intertextualidad que se produce a veces de forma fortuita y otras no tanto.
El caso es que este matrimonio de novelistas, ambos filólogos (no es casualidad), forman un estupendo tándem en el panorama literario actual.
Recomiendo que leáis la novela de Hustvedt y ya me comentaréis si estoy en lo cierto.

miércoles, 9 de marzo de 2011

DÍA DE LA MUJER

Este fragamento pertenece al discurso que Clara Campoamor  pronunció en las Cortes el día 1 de octubre de 1931, y a partir del cual, se instauró el voto femenino.
Hoy, Día de la Mujer Trabajadora, y como pequeño homenaje a todas aquellas que anticipándose a su tiempo, lucharon por los derechos de las mujeres y por la igualdad entre ambos sexos, os dejo una pequeña parte de ese discurso:


[...] A eso, un solo argumento: aunque no queráis y si por acaso admitís la incapacidad femenina, votáis con la mitad de vuestro ser incapaz. Yo y todas las mujeres a quienes represento queremos votar con nuestra mitad masculina, porque no hay degeneración de sexos, porque todos somos hijos de hombre y mujer y recibimos por igual las dos partes de nuestro ser, argumento que han desarrollado los biólogos. Somos producto de dos seres; no hay incapacidad posible de vosotros a mí, ni de mí a vosotros.

Desconocer esto es negar la realidad evidente. Negadlo si queréis; sois libres de ello, pero sólo en virtud de un derecho que habéis (perdonadme la palabra, que digo sólo por su claridad y no con espíritu agresivo) detentado, porque os disteis a vosotros mismos las leyes; pero no porque tengáis un derecho natural para poner al margen a la mujer.
Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer, y considero que sería un profundo error político dejar a la mujer al margen de ese derecho, a la mujer que espera y confía en vosotros; a la mujer que, como ocurrió con otras fuerzas nuevas en la revolución francesa, será indiscutiblemente una nueva fuerza que se incorpora al derecho y no hay sino que empujarla a que siga su camino.
No dejéis a la mujer que, si es regresiva, piense que su esperanza estuvo en la dictadura; no dejéis a la mujer que piense, si es avanzada, que su esperanza de igualdad está en el comunismo. No cometáis, señores diputados, ese error político de gravísimas consecuencias. Salváis a la República, ayudáis a la República atrayéndoos y sumándoos esa fuerza que espera ansiosa el momento de su redención. [...]





martes, 1 de marzo de 2011

ROMANCE DE LA EVALUACIÓN

El curso pasado me llegó un e-mail que recogía en forma de romance todo lo que ya sabemos que pasa en las evaluaciones. El autor, desde luego, se lo curró en serio. A ver si estáis de acuerdo con lo que expresa.

Romance de la evaluación


PARA PROFESORES, ALUMNOS, EX-ALUMNOS Y OTRAS TRIBUS DEL LUGAR.




La sesión de evaluación
dispuesta a empezar estaba
el tutor que era de Lengua,
dijo que todos callaran
y pidió a la Orientadora
que, por favor, se sentara.
La Orientadora, psicóloga,
tiene en propiedad su plaza
desde que la LOGSE impera
en los Centros de Enseñanza.
Sabe al dedillo la Ley,
habla la jerga bárbara
de los psicopedagogos
y de la fauna logsiana.
Comienza la evaluación,
las notas así se cantan:
Iván Peláez Borrego.
Con este mozo, ¿qué pasa?
A éste le quedan seis.
Titulación denegada.
Pero habló la Orientadora,
y de esta manera hablaba:
“No nos permite la LOGSE
hacer tan gran canallada
si algún alumno o alumna
no superase algún área
siendo con insuficiente
evaluado o evaluada
debe discutirse aquí
si es persona preparada
si domina las destrezas
los objetivos de etapa
si se ajustan los diseños
si se dan las circunstancias
si se hizo adaptación
al chaval o a la chavala
si de los procedimientos
se llevó relación clara
y si de las actitudes
quedó notoria constancia.
¿Detectaronse a tiempo
todas esas problemáticas?
¿Se hicieron formularios,
programaciones de aula?
¿Motivósele al efecto con
estrategia adecuada?
¿Hízose por el tutor
en la clase un sociograma?”
Muchos de los profesores
se miran, piensan y callan.
Hízose largo silencio,
ni una mosca se escuchaba.
Y luego el de Historia habló.
Bien oiréis lo que hablaba:
“¡Pero si este mozalbete
las más de las veces falta.
Y cuando viene, molesta,
grita, juega, se levanta;
no atiende al profesor,
ni estudia ni trabaja;
no se está quieto un momento,
de los profesores pasa,
es deslenguado soez,
torpe, necio y tarambana.
¿Cómo darle el mismo título
que al que se aplica y se afana
y saca muy buenas notas
y cumple normas y pautas?
Sería inicua injusticia,
sería indecente práctica,
sería de los calzones
hacerse la gran bajada.”
Los profesores se miran
y, con voz amortiguada,
se comentan a la oreja
las cosas que allí se tratan.
Los más parecen de acuerdo,
otros niegan y rechazan.
“¡Como podéis decir eso!”
Y la Orientadora exclama:
“¡No queréis tener en cuenta
la normativa aprobada!
¿Te has leído el plan de Centro?
¿Has repasado las páginas
de los valiosos Diseños
Curriculares de Etapa?
¿Practicas la evaluación
continua y bien adaptada?
¿No aplicas en tu clase
la enseñanza igualitaria?
Si el muchacho no te atiende,
será porque usas la práctica
de la lección magistral,
que es retrógrada y nefasta.
Debes dar motivación
y educación y enseñanza,
descender de la tarima,
que es plataforma tiránica;
debes ser más solidario
con chavales y chavalas,
darles menos contenidos
que no hacen mucha falta
y mirar sus intereses,
captar bien su idiosincrasia
y educar en valores
de sociedad democrática;
ser más tolerante y lúdico,
ser con ellos camaradas
y mostrarte comprensivo
en cada unidad didáctica.”
“Pero, aprobando a éste,
¿quién el título no alcanza?
Veremos el próximo curso
cómo vienen a las aulas
y cursar Bachillerato
así, por toda la jeta
un montón de analfabetos,
inútiles, vagos y caras.
Mozalbetes ignorantes
e iletradas muchachas
que no hacen ni la O
con un canuto de caña.”
Subieron las discusiones
arreciaron las palabras
se esgrimieron circulares
leyes, fueros y ordenanzas.
Hablose allí de principios,
de posturas reaccionarias
de los derechos humanos
y falta de democracia.
De lo divino y lo humano
todo el mundo allí hablaba.
Llevaban así tres horas
y el personal se cansaba,
hasta que un profesor dijo:
“A ver cuántas le quedaban
al mozo que, por el título,
la disputa originara.”
“Quedábanle seis”, responden.
“Pues yo, que doy Matemáticas,
que las tiene muy suspensas,
ahora están aprobadas
y solo cinco le quedan..”
Y la de Francés que estaba
mohina y entristecida,
a punto de echar las lágrimas,
dijo con voz melancólica,
mortecina y apagada:
“Ponle aprobado en Francés.”
“Que apruebe también la Plástica.”
(Sonó la voz del artista,
que tenía enormes ganas
de acabar las discusiones
e irse a pintar a casa).
“Pues yo, para no ser menos,
le apruebo Cultura Clásica.”
Y aprueba que te aprueba,
el typex ya chorreaba,
sumergiendo los suspensos
bajo una patina blanca.
El tutor, los suficientes
prestamente rotulaba:
“Iván Peláez Borrego:
¡Quédanle dos, luego pasa!”