lunes, 14 de marzo de 2011

TODO CUANTO AMÉ



Es el título de la novela que acabo de leer recientemente. Su autora, Siri Hustvedt, hasta ahora era una perfecta desconocida para mí. Tengo que decir que es la mujer de Paul Auster y con esto podía dar por finalizada la presentación, pero no me voy a quedar ahí. El ser la esposa de un autor conocido no significa que sea su apéndice, ni que imite el estilo de su archifamoso marido. Todo lo contrario, Hustvedt tiene un estilo propio muy personal y supongo que debe ser difícil ser la cónyuge de un novelista de renombre para poder hacerte un hueco en la literatura. En España tenemos algún caso conocido de matrimonios de novelistas como Rafael Sánchez Ferlosio y Carmen Martín Gaite.
Volviendo al currículum de Hustvedt, la autora es licenciada en Literatura Norteamericana, y eso se nota, por el dominio de la estructura del relato y por la construcción magistral que hace de los personajes. También debo decir a su favor, que para escribir el libro ha debido hacer un exhaustivo trabajo de investigación sobre el panorama artístico del Nueva York de los 80: galerías de arte, movimientos pictóricos, vanguardia, instalaciones, artistas, mercados, etc. Todo ello relatado con una sensibidad extraordinaria.
La vida de dos personajes, un profesor de Historia del Arte y un pintor se entrecruzan por una serie de acontecimientos, en los que convergen y divergen continuamente en un vaivén oscilante de sucesos que marcan sus vidas.
Es una de esas novelas que no te dejan indiferente. Casualmente, he leído casi la mitad de las obras de Paul Auster. Para mí resulta sublime esa alegoría que muestra en El Palacio de la Luna, o ese universo austeriano de personajes que desfilan en la Trilogía de Nueva York o Brooklyn Follies. Pero la novela de su mujer no desmerece para nada. Es más, complementa la obra de Auster.
Mi afición por la literatura norteamericana es reciente. Hasta hace dos décadas sólo conocía a los autores de la Lost Generation: Hemingway, Dos Passos, Faulkner, Miller... como introductores de los cambios narrativos que se producen en el s.XX. Después me preocupé por la Generación Beat leyendo a Kerouac y más tarde a los conocidos  J. D. Salinger, Philip Roth, o el humor negro de Bukowsky.
Hasta ahí mis lecturas yankis. Pero desde que descubrí a Auster mi visión de los narradores americanos cambió. Había descubierto al AUTOR y no me extrañó su éxito.
¿Cómo no lo había descubierto antes? Con lo que me gusta la literatura comparada y la intertextualidad que se produce a veces de forma fortuita y otras no tanto.
El caso es que este matrimonio de novelistas, ambos filólogos (no es casualidad), forman un estupendo tándem en el panorama literario actual.
Recomiendo que leáis la novela de Hustvedt y ya me comentaréis si estoy en lo cierto.

6 comentarios:

Laura dijo...

Hustvedt es fantástica. Este libro me hizo llorar y que yo recuerde jamás me había pasado con un libro, sólo con pelis.
Auster también es grande; a raiz de la publicación de este libro dijo que a partir de entonces él ya no era Paul Auster, sino el marido de Siri Hustvedt. ¡Qué hombre!

CMG dijo...

A mí también me ha hecho llorar y me ha emocionado. Sólo uno pocos libros consiguen eso.
Además me ha sorprendido la investigación que hace tanto del arte como de los estudios psicológicos de Violet.
No sabía el comentario de Auster, pero le honra aceptar la valía de su mujer y no ser machista.Creo que si muchos actuasen como él, a las mujeres se nos vería de otra manera.

mjchorda dijo...

Me ha gustado mucho tu manera de presentar el libro, me han entrado ganas de leerlo y los comentarios prometedores. Ya lo comentaremos.

CMG dijo...

La verdad es que si lo lees, no te arrepentirás. Yo lo he encontrado una de esas joyitas que de repente descubres. Fíjate que voy a buscar otro de esta autora porque me ha sabido a poco.

juan de mairena dijo...

Por cierto, veo que tienes la fotografía a la derecha de Thomas Mann. ¿Cómo de mágica te pareció la Montaña?

CMG dijo...

Me identifico en algunos momentos con Hans Castorp y su ávida búsqueda del conocimiento.