sábado, 28 de mayo de 2011

UN MUNDO FELIZ

El título de la conocida novela de Aldous Huxley me da pie para comentar la situación actual que estamos viviendo.
Los que la conozcan, recordarán que en una sociedad totalmente dirigida y controlada, se encuentran varios tipos de sujetos: los alfa, beta, gamma, epsilon...
Se nombran por el grupo al que pertenecen perdiendo así sus atributos individuales y formando parte de una masa colectiva. Cada uno de ellos tiene un papel en esa sociedad y para que todo sea perfecto, tienen organizados y planificados sus quehaceres diarios e incluso su tiempo de ocio, en el cual consumen una sustancia llamada "soma" que les hace sentirse bien.
Ahora fuera de la ficción narrativa, nuestra sociedad lleva el camino de convertirse en ese mundo feliz, dirigido por no se sabe quién, donde los gobernantes de los países se ven manejados por unos hilos invisibles, probablemente de las grandes finanzas y no sabemos qué otros intereses ocultos más.
Hasta aquí lo que todos sabemos, pero ¿qué pasará a partir de ahora con todos los derechos que se han adquirido a través de siglos (derecho al voto, estado de bienestar, derechos de los trabajadores, ...)? ¿Estará nuestra sociedad manejada por esos hilos invisibles? ¿Seremos catalogados de elementos subversivos, como en la novela antes citada el personaje del "salvaje", todos aquellos que no estemos de acuerdo con el sistema? ¿Estamos dando varios pasos atrás a pesar de toda la revolución tecnológica? ¿Se han perdido todos los valores y lo único que cuenta es el bienestar individual?
No puedo evitar hacerme todas estas preguntas después de ver todos los días en la televisión los (des)informativos y la situación tan convulsa que estamos viviendo.
Ante la duda, cautela. Y cuidado con dar crédito a las noticias manipuladas que nos ofrecen. Incluso internet, que yo pensaba canal por excelencia para las nuevas revoluciones, está empezando a tener sus fisuras.

miércoles, 18 de mayo de 2011

ALGO SE ESTÁ MOVIENDO

Ya no volveré a decir que la juventud está apática y que en nuestra época nos movíamos más por conseguir aquello que queríamos.
Esta semana, esa misma juventud nos está dando toda una lección de perseverancia y de sentido común al reclamar una democracia real. Nosotros aún no nos hemos quejado como ellos, a pesar del descontento social que se vive en la calle.
Es una pena que algunas comunidades autónomas como Madrid, prohíban una concentración pacífica. Aunque no es de extrañar  ya que en nuestra época, cuando todos los estudiantes de España salimos a la calle para reclamar la reforma de la PAU y más becas, también hubo disturbios, no creados, precisamente, por nosotros.
Hasta hace poco creía que la mayoría de jóvenes pasaban de votar y no les importaba lo más mínimo lo que ocurría a nivel político ni en el país, ni en el mundo; que ellos vivían en su burbuja virtual y el resto no les afectaba. Afortunadamente me he equivocado.
Y es que su burbuja virtual a veces sirve para algo más importante: no nos engañemos, desde ahora las revoluciones se harán a través de internet ya que la televisión se encarga de desinformar u omitir información.
El futuro es internet y los jóvenes le estan sacando su partido. Bienvenido sea.



lunes, 9 de mayo de 2011

LA MUJER DEL CÉSAR NO SÓLO DEBE SERLO...TAMBIÉN DEBE PARECERLO

El novelista francés, André Gide, plantea la cuestión de si hay que ser para luego parecer o se debe parecer primero para poder ser lo que se parece. No, no es un trabalenguas, es una cuestión más importante de lo que a simple vista entraña, ya que encierra en sí una duda trascendental en nuestros días.
Mucha gente que vive de las apariencias, cree que primero debe parecer para acabar siendo algo que se ha fabricado de forma hipócrita y con una imagen engañosa.

Lo natural es que primero seamos y luego ya pareceremos. Esta postura nos ayuda a ser nosotros mismos y a reflejarnos realmente como somos.
El problema viene en nuestra sociedad actual de que para ser algo tienes que parecer primero o bien haciéndote una buena campaña de marketing o por medio de amistades o (léase otros) enchufes.
Hemos acabado primando nuestra apariencia, nuestro status, nuestra posición laboral, ... no dejando ver realmente lo que somos.
Y ese problema se traslada a la adolescencia. Se han perdido ciertos valores como el estudiar por el placer de saber, el respeto hacia uno mismo, hacia los demás, hacia el medio ambiente,...
No tenemos más que ver que hasta ahora hemos vivido en un mundo de marcas, etiquetas y eslógans. Si no vas vestido de marca, no tienes un coche caro, no veraneas a 5.000 kilómetros, parece ser que eres un Don Nadie. Y como nadie quiere ser invisible, pues todos a competir en la escala del consumismo. Y eso se ha transmitido a la juventud, por desgracia.
Incluso en el mundillo político, ahora que se acercan las elecciones, se hace todo un alarde de ostentaciones en una feria de vanidades o como diría D. Pedro, en ese gran teatro del mundo en que vivimos.
La frase del título, aunque pronunciada por Julio César en un ataque de ego masculino, viene a cerrar mi tesis de que no es oro todo lo que reluce.


domingo, 1 de mayo de 2011

LITERATURA, EN FEMENINO

La literatura (> del latín littera > letra) es un sustantivo femenino al igual que el término del que etimológicamente procede.



¿Quién ha dicho que la literatura no es femenina?


Las mujeres han sido protagonistas y a la vez lectoras de innumerables obras, pero su participación como autoras, no ha sido demasiado representativa hasta el siglo pasado.


Esto me lleva a preguntarme ¿por qué la mujer no ha sido considerada capaz de escribir una poesía o una novela? ¿la creación literaria ha estado reservada tradicionalmente a los hombres?¿no tiene suficiente sensibilidad una mujer para poder captar la esencia de un poema o narrar una historia?


He estado rastreando la participación activa de la mujer en la literatura y me he encontrado con lo que ya sabemos: escasa representación de literatura medieval femenina, exceptuando a reinas que actuaron de mecenas como Sancha de León o María de Molina; en el s. XV la figura de Teresa de Cartagena autora de literatura religiosa junto al Arcipreste de Talavera o Alonso Cartagena. Nada digno de dedicar unas líneas en los manuales.


Es a partir del s. XVI cuando se reconocen las primeras obras femeninas: Santa Teresa de Jesús representante de la literatura mística y Sor Juana Inés de la Cruz al otro lado del Atlántico. Ya en el s. XVII María Zayas pone la ficción al servicio de la educación femenina presuponiendo a la mujer como destinataria de un texto.

Pero hasta el s. XIX las autoras literarias no pasan de ser una mera anécdota en el arte de las letras. Con Gertrudis Gómez de Avellaneda, Fernán Caballero, Rosalía de Castro y Emilia Pardo Bazán la literatura española se empieza a escribir en femenino.


El s. XX supone una revolución de escritoras que abarcan todos los géneros. Son legión el número de autoras, sobre todo en las últimas décadas del siglo, dando lugar a lo que se ha venido denominando literatura femenina, feminista o de mujeres, e incluso ahora se incluye en los libros y manuales de literatura un apartado titulado “novela femenina”, debido al gran número de escritoras de narrativa.



Autoras como Carmen Martín Gaite, Rosa Chacel, Rosa Montero, Fanny Rubio, Almudena Grandes, Josefina Aldecoa, Marina Mayoral, Laura Freixas, Espido Freire más un larguísimo étcetera de nombres consagrados y autoras noveles en la península junto a autoras hispanoamericanas como Isabel Allende, Cristina Peri-Rossi, Elena Poniatowska, Carmen Posadas, Zoé Valdés,…conforman la larga lista de cánones femeninos para la lectura.


Lo mismo ha sucedido en el resto de países: autoras como Anaïs Nin, Doris Lessing, Susan Sontag, Simone de Beauvoir, Marguerite Duras, han pasado a formar parte de los grandes nombres de la literatura universal.


En la lista de autoras importantes del siglo pasado y actual, deliberadamente he omitido la figura de Ana Mª Matute. No ha sido un lapsus ni un olvido. La he dejado para acabar hablando de una mujer que ha recibido un premio, merecido y quizás tardío, a su labor como narradora y como símbolo de una generación, la Generación del Medio Siglo.


Enhorabuena a Ana Mª y a las autoras que poco a poco se van haciendo su hueco en la literatura, en femenino.